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Leticia Molinari

YO QUIERO VER UN TREN


Según cuenta la canción de Luis Alberto Spinetta (https://youtu.be/3tyzvwqH6sg), un habitante de un desastroso mundo futuro quiere ver el único vestigio que se conserva de un buen pasado: una locomotora. Esta fascinación no es reciente y tiene su historia porque desde la invención de máquinas a vapor y vagones a principios del s. XIX hasta el presente, el tren ha seducido a los músicos de diferentes épocas. Poco después del tendido de la primera línea ferroviaria, el compositor danés Hans Christian Lumbye (1810 - 1874) compuso una alegre polca imitando la rítmica y el movimiento ferroviarios (“Copenhagen Steam Railway”, 1839, https://youtu.be/BMRtDwwPk6Y) como tantos otros compositores europeos de entonces que tenían semejanza estilística, entre ellos varios miembros de la familia Strauss en sus Polcas Rápidas (Johann Strauss II op. 281 https://youtu.be/p65o8v8j57Q y Eduard Strauss op. 70 https://youtu.be/YJ3fTFx6-Bg). Un siglo después, cuando el novedoso invento del avión había hecho su aparición en el entorno humano, el interés por los trenes seguía vigente; durante “los locos años 20” y con la pasión por las máquinas del movimiento futurista, el compositor francés Arthur Honegger (1892-1955) reconocía: «siempre me han gustado las locomotoras apasionadamente. Para mí son como criaturas vivientes y las amo como los demás pueden amar a las mujeres o a los caballos». En el primero de sus tres “Movimientos Sinfónicos” (1923) se propuso trabajar creativamente sobre la sensación de velocidad del tren desde el reposo inicial, el esfuerzo de arranque y marcha y la desaceleración final; buscó trasladar a la música el impacto visual y la fuerza física de la máquina con los timbres, la rítmica y un amplio rango dinámico. Desde su estreno, la obra fue un éxito y veinte años después el cineasta Jean Mitry (1907 - 1988) la utilizó como banda musical de su premiada película “Pacific 231” (1949) en alusión a una potente locomotora; de allí el apodo del “Movimiento N°1” (cortometraje original en https://youtu.be/d0W7Tut3YNs). Por estas latitudes, el compositor brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959) tenía en mente otro tipo de trenes y otra música. Compuso las “Bachianas Brasileñas” (1930 - 45) en un intento por fusionar equilibradamente la técnica compositiva de J. S. Bach con elementos rítmicos y melódicos de la música folklórica de su país; se trata de un conjunto de nueve obras independientes, con instrumentaciones diferentes y con tres a cinco movimientos cada una nombrados doblemente con terminología barroca y título brasileño. En la “Bachiana N°2”, el cuarto y último movimiento se llama “Tocata - O trenzinho do caipira” y está escrito para un conjunto instrumental y grupo de percusión nativa que imitan sonidos y ritmo del andar de los pequeños trenes que usaban los campesinos pobres del nordeste de su país. (https://youtu.be/wIG4h7lvj4Y). En esos años de la Segunda Guerra Mundial, el compositor norteamericano de origen judío Steve Reich (1936) era un niño cansado de viajar en tren de un estado a otro para visitar a sus padres; sin embargo, ya adulto, reconoció que de haber vivido en Europa tal vez su lugar hubiese estado en los trenes siniestros e inhumanos que iban hacia los campos de concentración. Esto lo llevó a componer “Trenes Diferentes” (1988), un tríptico para cuarteto de cuerdas y cinta en la cual grabó voces para cada una de las partes: en “América - antes de la guerra” incluyó la voz de su niñera y un revisor, en “Europa - durante la guerra” se escucha el registro oral de tres supervivientes del Holocausto y en “Después de la guerra” mezcló todas las voces. La sonoridad de motores y silbatos de la primera y tercera parte son parecidos entre sí (trenes norteamericanos) pero diferentes a la sección central (europeos) donde además incluye las sirenas de los campos de exterminio. (https://youtu.be/DY014O_sWkE) Tal vez los trenes no evoquen necesariamente un “buen” pasado pero sí formaron parte de los últimos doscientos años de historia e inspiraron a los compositores quienes aún hoy los incluyen en sus obras por imitación, cita o evocación. Mientras tanto, los trenes siguen circulando y cautivando. Imagen: www.wikitimbres.fr

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