PAJARITOS EN LA CABEZA
En 1963 se estrenó la película Los pájaros dirigida por Alfred Hitchcock en la cual, según él mismo lo explicó, intentó mostrar cuan indiferentes e incluso crueles somos con relación a la naturaleza hasta que ella se hace presente; así, los personajes pasan de comerciar hermosos pajaritos enjaulados a ser acorralados y agredidos por ellos. Nos resulta interesante destacar que Hitchcock no utilizó música en la banda sonora sino que, junto a los ruidos ambientales y los propios de la acción, incluyó una variedad de aleteos y graznidos que ganan protagonismo conforme avanza la trama; además se van alternando con sugestivos silencios que dirigen nuestra escucha a detectar la proximidad de una nueva bandada.
Y en esto de oír pájaros, también se interesaron los compositores. Tal vez el más renombrado es el francés Olivier Messiaen (1908-1992), cuya obra completa está relacionada con los pájaros de una forma única en tanto extraía de sus cantos las melodías, ritmos y fraseos que luego transcribía en las partituras de sus obras. No sólo escribía la música sino que, además, detallaba el nombre de cada ejemplar; tal su afán de precisión que, por ejemplo, para interpretar Petites esquisses d’oiseaux de 1985, se requiere disponer de un piano cuyo teclado se extienda seis teclas más de lo usual en el registro grave.
Messiaen desarrolló una intensa actividad como ornitólogo y dedicó muchas horas a observar las aves de los diferentes lugares por los que viajó y a registrar y transcribir su canto, pero no llegó hasta la extensa Argentina, un territorio dotado de gran diversidad de ecosistemas.
En la actualidad, de una parte de nuestro país se ocupa Pepi Amodeo (Bahía Blanca, 1985), un biólogo/músico y músico/biólogo, como le gusta presentarse, quien entre otras tantas actividades que desarrolla inició “una colección de registros sonoros que contribuyen con la conservación del patrimonio sonoro de las aves del pastizal pampeano”. Podemos escuchar el registro del canto de aves loica común, cachilo ceja amarilla, leñatero, chingolo y lechucita de las vizcacheras que habitan en las zonas linderas a las poblaciones de Sierra de la Ventana y Bahía Blanca; sobre estas mismas especies compuso sus Poemas Ornitológicos (2022). Se trata de un juego descriptivo, sensible y enamorado, de esos pájaros donde se estrechan el sutil tratamiento sonoro del canto, la voz expresiva que relata y el texto preciso y delicado, “elaborado sobre descripciones de guías ornitológicas”.
Cabe destacar que también incluyó estas grabaciones dentro de su producción como artista sonoro en su composición acusmática Loyca (2019) sobre la cual Amodeo comenta que “la forma de la pieza responde a la estructura de las vocalizaciones de la loica común”. También registró aves urbanas que se han emplazado en el centro de Bahía Blanca; se trata de una colonia (única en el mundo) de más de trece mil loros con cuyo canto compuso 2959 (2015); esta composición es una obra electroacústica experimental en la cual procesó digitalmente el material grabado de la bandada que lo sobrevoló durante veinte minutos, formada por la cantidad de aves que indica su título. Si bien Amodeo es un músico que se interesa en otros estilos musicales, los elementos de la naturaleza parecen tener una importante presencia en su obra: el piar de pájaros en las piezas pop Había una vez… y Diversidad al viento (ambas de 2017) o la preocupación por la crisis hídrica en la obra experimental Somos agua (2015).
Hace sesenta años Hitchcock lanzó una advertencia acerca de nuestra relación con la naturaleza por medio de una película sin final cuya realización significó un gran desafío tecnológico. Con la misma devoción religiosa que caracterizó su vida y su obra, Messiaen hizo un registro científico de aves que utilizó en su música y actualmente, en una apuesta por la interacción entre arte y ciencia, Pepi Amodeo lleva adelante proyectos que se expresan tanto en la biología como en el arte sonoro. Son modos no tan disímiles de recordarnos que la necesidad de una mejor coexistencia con nuestro entorno continúa presente y cada vez es más urgente.
Imagen: Lima2November/Pepi Amodeo
