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IVES NO DABA MUCHAS RESPUESTAS


"una pregunta que indaga sobre el 'Qué' y el 'Por qué' que el espíritu humano pide de la vida". Muchos interrogantes rodean la vida del compositor norteamericano Charles Ives (1874-1954), no es uno de ellos su habilidad para los negocios pues fundó su propia compañía de venta de seguros en Nueva York con la que se financiaba y, cuando volvía a casa, se dedicaba a componer en un casi total aislamiento del medio intelectual y artístico que lo rodeaba. ¿Por qué abandonó la escena intelectual y musical? No se sabe a ciencia cierta pero el hecho ayudó a construir el mito de un innovador autodidacta. Por motivo de tal retiro, se mantuvo alejado de las corrientes compositivas contemporáneas al punto que Stravinsky le reconoció la vanguardia en cuestiones tonales, orquestales y en el uso de cuartos de tono (https://youtu.be/BhF0-hN4I8k); cabría preguntarse si realmente desconocía la música de Schoenberg, Alois Hába y otros contemporáneos. Por otra parte, hay incertidumbre respecto de la datación de algunas de sus composiciones por cambios que él mismo realizaba, entonces ¿las obras se anticiparon en años a lo que sucedería con la música? Su música es heterogénea, diferentes materiales que se mueven con independencia en estratos individuales de diferente tonalidad, afinación y compás: ¿se acostumbró a la politonalidad por las experiencias que escuchaba de niño? Su padre fue un director de bandas que experimentaba haciendo tocar al mismo tiempo varias agrupaciones en diferente tonalidad y que siempre lo alentó a seguir más su intuición y menos las reglas académicas. De resultas, Charles fue un gran organista de iglesia que también tocaba con los puños y con barra de madera (como pide en segundo movimiento de la sonata para piano “Concord” para sonar clusters de exactos 37,5 cm (https://youtu.be/cDNPpsUaVYo), además fue compositor de canciones populares, himnos y marchas (https://youtu.be/e4TlLEvqA-A ) y a la vez admirador de la tradición musical alemana; algo de todo esto cuenta el director L. Bernstein (https://youtu.be/1MMkP3aZIxw) antes de dirigir la Segunda Sinfonía (https://youtu.be/ztLr3kaN4_c?list=RDoPD6z4mEUKg ). En general, Ives demostraba sus adhesiones intelectuales en su música: en dicha obra, los movimientos llevan el nombre de personalidades asociadas al “trascendentalismo” (corriente filosófica a la que perteneció) y en casi toda su producción recurre al uso frecuente de citas. La excepción es “La Pregunta sin respuesta” (1906-8), un “paisaje cósmico” original para una trompeta con la insistente pregunta sobre la existencia (citada en el epígrafe) que suena desde atrás del auditorio y cuatro flautas que ensayan respuestas fallidas sobre un sutil coral del cuarteto de cuerdas fuera de escena. Esta obra formaba un díptico llamado “Dos Contemplaciones”, junto con “Central Park in de Dark” (https://youtu.be/34AqNvhBfVQ), sólo que en esta última la pregunta era sobre un asunto sin importancia porque, como él decía, “Tal vez sea mejor esperar que la música siempre sea un lenguaje trascendental en el sentido más extravagante". Compuso música de cámara y sinfónica, como el “Cuarteto de Cuerda nº2” (https://youtu.be/bSfarCi3SPQ) y la “Sinfonía nº4” (https://youtu.be/aMT_EGXQwyk), ambas olvidadas por años y de reciente difusión y reconocimiento. No se sabe por qué dejó de componer tempranamente (1927) ¿realmente fue porque “nada suena bien” como contó su esposa? Pocos años después también se retiró de los negocios y dedicó todo el tiempo a revisar y editar su música; lejos de explicar razones, expresó su intuición: "Quizás el nacimiento del arte ocurra en el momento en que el último hombre que aspira a vivir de él haya desaparecido, y para siempre". Imagen: Pablo Helguera, extraída de http://www.npr.org/

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