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Leticia Molinari

SEÑOR CORCHEA O EL OTRO YO DE CLAUDE DEBUSSY


Una vez le preguntaron a Debussy cuál consideraba que era su principal característica y respondió “Mi pelo”. Observaba con atención la cabellera de sus colegas: los “mechones” de los directores y la falta del “mechón caído” en R. Strauss, el otrora “rubio ardiente” de Richter o el cabello como “los girasoles que atraen tanto a los loros” de Grieg; incluso usó expresiones como “árboles rizados con tenacillas de peluquero” para referirse a pasajes de la Sinfonía N°6 de Beethoven y escogió el poema de Leconte de Lisle La niña de los cabellos de lino para nombrar el octavo preludio para piano (1909, https://youtu.be/sHIPd2MJtZE) de movimiento muy calmo y dulcemente expresivo. Sin embargo, Debussy no escribió acerca del pelo del Sr Corchea, personaje de su autoría que caracterizó como un “antidilettante” es decir, contrario al gusto por una cosa que en este caso es –ni más ni menos- la música; un rasgo contradictorio para un crítico musical que publicaba artículos sobre aconteceres del mundo artístico de Europa a principios del s.XX.

Contundente en sus opiniones y hábil en el uso de una narrativa a veces ambigua, el Sr Corchea se dirige a un atento Debussy para así dar el ejemplo de lo que debe ser un público de concierto, tan fascinado como quien está ante un evento natural, bucólico o mítico: “Sepa usted bien que una verídica impresión de belleza no podría tener otros efectos que el silencio!” Debussy recupera esa impresión con su música y la ofrece a la contemplación, así puede escucharse en el poema sinfónico Preludio a la siesta de un Fauno (1894, https://youtu.be/CipRfYTwd0s) o en Tres Nocturnos para orquesta y coro: “aspecto inmutable del cielo” en Nubes, “polvo luminoso y ritmo cósmico” en Fiestas y “sobre las olas centellea la luz de la luna” en Sirenas (1898/9, https://youtu.be/lk1plFh2JcU). A lo largo de los textos del Sr Corchea es posible encontrar indicios de la sensibilidad de Debussy así como su preocupación por la autosuperación porque “En el arte uno no tiene que luchar sino contra sí mismo…”. Quería lograr “música que se encuentre enteramente libre de motivos…que consista en un único motivo continuo que no sea interrumpido por nada y no vuelva nunca sobre sí mismo”, tal es el caso del “poema danzado” Jeux, compuesto para los Ballets Rusos dirigidos por Diaguilev y que se estrenó con la sugestiva coreografía de V. Nijinsky (https://youtu.be/lovGVYNKG_I)

El Sr Corchea también tuvo palabras críticas con el ambiente operístico: “se gritan muy fuerte palabras incomprensibles” y la música “adquiere las proporciones falsamente grandiosas del monumento”; Debussy expresó estas ideas contrarias a la grandielocuencia lírica en su única ópera Pelleas y Mellisande (1902, https://youtu.be/2ZqsVHY5jTk y https://youtu.be/1ktRt2OoHIg). Se trata de un drama lírico en cinco actos sin arias ni recitativos, con una línea de canto ininterrumpido y sin grandes contrastes lo cual brinda fluidez y claridad a un texto en el que, paradójicamente, “las cosas están dichas a medias” y que pese a conflictos, secretos y traiciones nunca develadas en un país imaginario, se desarrolla una consistente trama de amor, violencia y muerte.

Ninguna de estas obras revolucionarias fue bien recibida como tampoco lo fueron tantas otras inspiradas en músicas y sonoridades de países lejanos (Pagodas, de Estampes N°1, 1903, https://youtu.be/13F0MqdHjbI), aquellas en las que utilizó ritmos populares (Golliwogg's Cakewalk, 1913, https://youtu.be/XMrdhgWR9Zk en versión del propio autor) y muchas más en las que Debussy expresó el sinsentido de “apegarse a lo que se conoce demasiado bien”. Sobre diversos temas escribió a través de su alter ego con quien compartía el gusto por los cigarros, la naturaleza (y el mechón!) y junto a quién se unió para agitar el conservador ambiente parisino.

El Sr Corchea apareció por primera vez en la prestigiosa publicación La Revue Blanche, allí Debussy lo nombró en dos artículos y luego lo configuró como partícipe implícito de sus “diálogos imaginarios”; el mismo Debussy fue el encargado de anunciar su muerte al editor (1901): “Mr Croche antidilettante, comprensiblemente asqueado de las costumbres musicales de nuestro tiempo, se ha apagado dulcemente en medio de la indiferencia general. Se ruega no enviar ni flores ni coronas, y sobre todo no tocar ninguna música”.

Imagen: Ilustración de Toulouse-Lautrec para “La Revue blanche” (1895). Wikipedia.

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