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LA MÚSICA DE CÁMARA Y ALBERTO GINASTERA.


"Componer, en mi opinión, es crear una arquitectura... En la música, esta arquitectura se desarrolla en el tiempo... Cuando ha pasado el tiempo, cuando se ha desarrollado la obra, un sentido de perfección interior sobrevive en el espíritu. Sólo entonces se puede decir que el compositor ha tenido éxito en la creación de esa arquitectura". Con sus palabras y música iniciamos una serie de efemérides dedicadas a Alberto Ginastera, cuya obra se extiende desde el estreno del ballet Panambí en Buenos Aires, en 1937 hasta la ópera Barrabás, inconclusa por su fallecimiento en Ginebra, en 1983; además de su actividad creativa, se comprometió con la promoción cultural y gestión docente en una trayectoria atravesada por conflictos en la arena política nacional -tanto con el peronismo como con los gobiernos militares- y por tensiones en el entorno artístico y crítico. Estos devenires influyeron en su vida dentro y fuera del país y en las lecturas sobre su obra sea en términos de un nacionalismo más próximo a la tradición y el folklore, o de una mayor apertura a corrientes europeas o bien, como él mismo lo expresara en los ’80: “en cierta forma lo que hago es una reconstrucción de un aspecto trascendental del antiguo mundo precolombino”. Compuso música para películas, para orquesta, óperas y conciertos y para diferentes grupos de cámara; de estos últimos seleccionamos una pequeña muestra de ejemplos y fragmentos que los invitamos a escuchar en su totalidad. Los Cantos del Tucumán op. 4 (1938, para voz, flauta, violín, arpa y dos cajas indígenas) fueron escritos en su época de estudiante y le valieron el Premio Nacional de Música; compartimos Algarrobo algarrobal, la cuarta y última canción, con letra del poeta tucumano Jijena Sánchez. (disponible en https://youtu.be/USGF9VLUB-U). Ginastera llamó "nacionalismo subjetivo" al conjunto de obras fechadas entre 1948-58 y las tres Pampeanas son un ejemplo de este sentir, según su autor: “Cuando he cruzado la pampa o he vivido en ella por un tiempo, mi espíritu se sintió inundado por impresiones cambiantes, ahora felicidad, ahora melancolía, a veces pleno de euforia y otras repleto de una profunda tranquilidad, producida por su ilimitada inmensidad y por la transformación a que se somete el campo en el transcurso del día…Desde mi primer contacto con la pampa, se despertó en mi el deseo de escribir un trabajo que reflejara esos estados de mi espíritu” (https://youtu.be/j_QjAhMflJ0 Pampeana nº2, op21, cello y piano, 1950). Si bien rehuía escribir para la guitarra también reconocía la carencia de obras importantes en su repertorio; por ello, en 1976 (ya radicado en Suiza) compone la Sonata op.47 en cuatro movimientos; el segundo, scherzo, (https://youtu.be/vETsXy7Og7Q) rico en efectos sonoros, "es un juego de luces y sombras, de climas nocturnos y mágicos, de contrastes dinámicos, de danzas lejanas, de ambientes surrealistas" como lo describe el compositor. Pronto volveremos con más música de Ginastera. Mg. Leticia Molinari PH: Alberto Ginastera in 1951. Credit Annemarie Heinrich

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