ALGUNOS ENGAÑOS MUSICALES
“el nombre cambia, el valor permanece” (Kreisler, 1935). Los fraudes no son muy frecuentes en el mundo de la música “académica” y los pocos casos conocidos se refieren a quien se otorga vida u obra de un otro talentoso. El caso inverso parecería broma pero no lo es, sucedió y lo hizo Fritz Kreisler, uno de los más virtuosos violinistas de la historia de la música reciente, admirado mundialmente y a quien compositores como Martinú, Elgar, Isaÿe y especialmente Rachmaninoff, dedicaron obras. En verdad, para Kreisler (1875-1962, austríaco de origen, nacionalizado norteamericano), fue difícil definir su vocación, “Yo tenía algunas ideas muy extrañas sobre mi futura carrera. Me veía operando un paciente a la mañana, jugando ajedrez a la tarde, dando un concierto a la noche y, como anuncio de mi gloriosa carrera militar, ganando una batalla a medianoche”; de hecho fue soldado voluntario en la I Guerra Mundial…durante 4 semanas. Finalmente decidió ser violinista, realizó grabaciones y audiciones radiales (“Bell Telephone Hour” entre 1944-50), dió conciertos por todo el mundo y vivió en diferentes países hasta que, en 1939 huyendo del nazismo, se exilió en E.E.U.U. Además de excelente instrumentista, fue un compositor que tempranamente incursionó en técnicas por entonces novedosas como el dodecafonismo y el serialismo; compuso operetas (2Apple Blossoms”, 1919; “Sissy”, 1932) y obras instrumentales: “Caprice Viennois”, 1910; “Tambourin chinois” ,1936, https://youtu.be/bHwqIL44MRA; La “Gitana”,1917, https://youtu.be/i4TwAkAL3-Y) y la más famosa “Recitativo y Scherzo” (op.6, 1911 https://youtu.be/-sTKcXQJSAM); escribió arreglos para violín y piano de piezas como “Meditation” (de Massenet, https://youtu.be/6un_YIawX-E) y cadencias para conciertos. Y he aquí su gran secreto: en 1935 reconoció públicamente ser el verdadero autor de piezas que interpretaba en sus conciertos como pertenecientes a compositores del pasado; durante tres décadas sostuvo que se trataba de transcripciones de manuscritos había encontrado en el sótano de su casa, en librerías, etc. Según admitió, componía esas obras para darle variedad a sus conciertos y, cabe aclarar, que las mismas resistieron la atenta audición de profesores y estudiosos, entre ellos Vincent D’Indy; no fue sino cuando un crítico americano Orin Downes le exigió mostrar los originales que debió admitir el fraude que abarcaba una veintena de obras (y de entonces la célebre frase de nuestro encabezado!). La polémica mediática no se hizo esperar dividida entre quienes lo consideraban un modesto y quienes un estafador; sin embargo, su popularidad no disminuyó, su numerosa audiencia no lo abandonó y desde entonces, su catálogo de obras engrosó considerablemente; en síntesis, atribuyendo sus obras a reconocidos autores barrocos y clásicos Kreisler demostró un dominio acabado de la composición en los diferentes estilos. Estas piezas hoy siguen interpretándose, exitosamente, con las debidas correcciones editoriales de autoría; entre las más interpretadas figuran “Allegretto al estilo de Boccherini” (https://youtu.be/5nQXt7HEOZk), “Danzas antiguas vienesas” (Lanner-Kreisler): “Liebesfreud y Liebersleid” y “Schön Rosmarin” (https://youtu.be/RTNeHzzF8i8), “Minue de Porpora-Kreisler” (https://youtu.be/nm41QP220Tg); también todo un “Concierto para violín en Do mayor (en el estilo de Vivaldi)” (https://youtu.be/QzS6pLTJivU). Disfrútenlas! Mg. Leticia Molinari PH: http://www.akikokobayashi.net/265/